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Cuando nos encontramos ante una situación que nos toma por sorpresa, que es más de lo que podemos manejar porque no contamos con los recursos necesarios, ya sea por nuestro momento evolutivo o nuestra situación vital, nuestro cerebro recurrirá a la mejor solución posible para mantenernos con vida... aunque eso implique comprometer nuestra salud. Esto está sostenido en el modo en que nos recibimos y percibimos al mundo. Y la elección la hace basándose en una emoción. Si ya resolvió una situación similar, por economía, recurrirá a ella, aunque sea el "salvavidas de patito que nos queda chico" Tratar de hallar esa primera situación en la que nuestro cerebro solucionó así el conflicto, liberando la emoción en un ambiente seguro, posibilita la sanación.