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El Yin Yoga es una práctica de yoga más tranquila y profunda, que se centra en estirar y fortalecer los tejidos conectivos del cuerpo, como los ligamentos, tendones y fascia. A diferencia de estilos más dinámicos de yoga, en el Yin Yoga las posturas se sostienen durante períodos prolongados, generalmente de tres a cinco minutos o más. Estas posturas se realizan principalmente en el suelo y son diseñadas para dirigirse a las áreas que son a menudo subestimadas o ignoradas en otros estilos de yoga.

El origen del Yin Yoga se remonta a la década de 1970, cuando Paulie Zink comenzó a combinar principios de yoga taoísta con la práctica tradicional india. Sin embargo, fue en la década de 1990 cuando el Yin Yoga comenzó a ganar popularidad gracias al trabajo de Paul Grilley y Sarah Powers, quienes ayudaron a difundir esta práctica.

En el Yin Yoga, el énfasis recae en la relajación muscular y la apertura de las articulaciones a través de la aplicación de un esfuerzo suave y sostenido. Aunque las posturas pueden parecer simples a simple vista, requieren una atención profunda y una escucha interna para permitir el flujo de energía y la liberación de la tensión acumulada en el cuerpo y la mente.

Una de las características distintivas del Yin Yoga es su enfoque en el aspecto introspectivo y meditativo de la práctica. Al permanecer en una postura durante un período prolongado, se invita a los practicantes a observar sus sensaciones físicas, emociones y pensamientos sin juzgar.